Librería Servicio Médico

Queridos lectores, autores, colegas y hermanos latinoamericanos.

Siento un gran orgullo al haber sido designado y poder tener esta gran oportunidad y privilegio de escribir el prólogo de este magnífico libro de cirugía laparoscópica. Comenzando por los autores que han contribuido con excelentes capítulos, este libro está compuesto por un gran número de cirujanos, todos experimentados y brillantes que nos ha dado la cirugía gastrointestinal y laparoscópica latinoamericana en las últimas décadas. Los temas a tratar cubren todo el amplio espectro de la cirugía del abdomen y paredes abdominales, de emergencia y electiva, implementando técnicas que varían en complejidad desde lo más básico hasta al uso de robots.

El desarrollo de la industria optoelectrónica a finales del siglo XX crea una revolución en el mundo de la medicina y cirugía general. El diagnóstico por imágenes, ya sea por medio de endoscopios, tomógrafos, resonador magnético y ultrasonido, nos permite reconocer y tratar en forma precoz la enfermedad que agobia al enfermo que nos visita en nuestra consulta o sala de emergencias.

La introducción de endoscopios flexibles, ya sea por vías naturales o creadas por el cirujano, armados de poderosas fuentes de luz y monitores, cambian radicalmente el diagnóstico y el tratamiento de la patología gastrointestinal, reduciendo el tamaño de la herida quirúrgica gracias a la exposición, iluminación y magnificación del campo quirúrgico. El cirujano consigue reducir en forma significativa el sangrado, la infección y el dolor de la herida quirúrgica. Esto le permite al enfermo respirar mejor, hacer menor uso de analgésicos y le facilita la deambulación temprana reduciendo con ello complicaciones relacionadas a la inmovilización postoperatoria como las trombosis venosas profundas, neumonías y la patología herniaria. Como resultado de la introducción de la laparoscopia, el enfermo puede ser dado de alta en forma temprana, reduciendo los costos hospitalarios y permitiéndole al ciudadano restablecer su rutina diaria y reincorporarse a sus actividades en forma precoz. Este rápido cambio representa un tremendo avance para nuestros enfermos pero al mismo tiempo resulta en un cambio súbito para los profesionales de la cirugía general. El cirujano que se apoyaba en su experiencia clínica y destreza quirúrgica con herramientas rudimentarias como lo fueran los retractores, las pinzas, las tijeras y el bisturí se ve obligado a reentrenarse y adaptarse en un corto período de tiempo a la nueva tecnología. El cirujano sufre la pérdida súbita de la sensación táctil, la falta de instrumentos para poder hacer tracción y contratracción para poder llevar a cabo disección de planos quirúrgicos. A eso se le agrega la falta de la destreza quirúrgica para poder suturar por videolaparoscopia, lo cual le imposibilita llevar a cabo hemostasia meticulosa por medio de suturas o reconstruir el tracto gastrointestinal en caso de ente- rotomías o de necesitar anastomosis. Debido a ello, en el comienzo de la cirugía laparoscópica solo se llevaban a cabo procedimientos donde se extirpaban órganos removibles como lo fuera la vesículabiliar, las glándulas adrenales, el bazo o el apéndice cecal.